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La Fractoría

Caminos que no llevan a ninguna parte

Caminos que no llevan a ninguna parte

En contra del refrán todos los caminos conducen a Roma, reivindico el derecho a no ir a ningún sitio.

El derecho a pasear por pasear, a caminar sin rumbo a la espera (mejor que ni siquiera haya espera) de encontrar un rincón soñado. Como cuando los niños organizan escapadas para buscar el nacimiento de un río, una cueva especialmente sugerente, un barranco en el que encontrar objetos inútiles que pueden convertirse, súbitamente, en joyas magníficas que deslumbran a la luz del sol.

No hace falta sufrir en estos paseos bajo la despótica y cruel bota de John Silver. Basta con ponerse a caminar con el espíritu adecuado: el de juego, el que suele habitar en los niños y en los gatos.

Si las autopistas estelares que mi mente quiere inventar cuando veo este fractal existieran, tened por seguro que yo querría recorrerlas.

Disfrutadlo y sed felices, que estamos en primavera y, como dijo alguien el campo está cursi de bonito. Además, como es fin de semana, os hago una humilde recomendación: escuchad Primavera de Mariza: exquisita...

Fuegos de artificio

Fuegos de artificio

El fractal que decora el día de hoy no tiene demasiado que ver con lo que me ocupa hoy en el post. Se llama fatuos por los fuegos así llamados. Pero solo en la superficie está la disonancia, porque los fuegos fatuos son uno de esos maravillosos engaños que de vez en cuando nos ofrece la Naturaleza, como diciéndonos que no basta con ser eficaz: hay que hacerlo además bien y bonito. Y los fuegos de artificio son...eso: explosiones de pólvora en las alturas en diferentes colores que arman mucho jaleo pero se quedan en ruído y luz (preciosa, eso sí).

Así, por diferentes motivos, los fuegos fatuos y los artificiales son únicamente apariencia, ruído los últimos y poco más. Como ciertos mandamases que venden progresismo a unos pocos euros el cuarto en campaña electoral para dejarlo de lado cuando te toca mandar. Mucho "sociedad", "consumidores", bla, bla, bla para promulgar leyes puramente represivas al servicio de cuatro que ganan mucho dinero: lo de siempre.

Sé que violo la meta de este blog al mezclar los fractales con algo tan...(ponga Ud. el adjetivo) como la política, pero el nuevo Plan Integral Antipiratería del Gobierno Zapatero y la SGAE (y adláteres) bien justifica una desviación a la tangente. La verdad, yo ya no sé qué decir sobre este tema porque llega a desesperar la tozudez de algunas personas para no entender que los tiempos son los que son y no pueden pretender secuestrar al Estado para defender sus intereses tan descaradamente, ya que no son el único colectivo transformado y/o en crisis a causa de los nuevos tiempos. Y tanta presunción con tanto "divismo" me ponen de los nervios.

Las nuevas tecnologías han vuelto el trabajo literalmente del revés. Pero para todo el mundo. Y que yo sepa los obreros despedidos por la informatización o automatización de los procesos productivos que desempeñaban ellos antes, no han conseguido (ni seguramente propuesto siquiera) que el Estado promulgue leyes protegiendo las formas de producción artesanales en el automóvil, el calzado o la agricultura. Si, si...cualquiera le va a poner un solo pero a los deseos de los fabricantes de automóviles.

Afortunadamente, ahora hay más internautas que hace cinco años y se empieza a ver una "conciencia internauta" más adulta. Ciertos colectivos están tirando demasiado de la cuerda y nos estamos cansando de pagarles a ellos por comprar o grabar un cd en el que yo meto imágenes fractales que realizo con software gratuito: y parte de ese dinero del cd va a la SGAE porque sí. Otro guarda el trabajo de fin de curso para Álgebra. Y también le paga a la SGAE. Y el arquitecto, y el que guarda El Quijote o las obras de Shakespeare también le paga a la SGAE. ¿No es tener una cara muy dura pretender además que nos conviertan a todos los internautas en delincuentes?

Otra vuelta de tuerca (al fractal)

Otra vuelta de tuerca (al fractal)

Definitivamente, necesito escapar. He puesto en cuarentena la televisión para no saber. Si la enciendo es para ver animales en toda su majestad corriendo por cualquier rincón del planeta. También puede apetecerme ver plantas, incluso arte, pero cada vez menos soporto las así llamadas "noticias".

En cuanto la cosa se pone desagradable (o hiriente, porque cuántas veces el contenido y la forma de las noticias nos ofende al tratarnos como si fuéramos imbéciles), me voy corriendo a donde está el ordenador. Hoy lo dice la Cadena SER: la gente con Internet en casa se comunica menos y ve menos la televisión y leyendo el contenido, casi llega una a la conclusión de que está destrozando su familia por dedicarle tiempo a Internet, esa "cosa" que, si bien se expande sin problemas aparentes, crea sospechas y miraditas de reojo porque...la Ciencia le resulta sospechosa a mucha gente. Y maligna de paso.

A mí me da que esas críticas surgen de mitologías muy pasadas de rosca, completemente obsoletas desde, por lo menos, un siglo. En otros lugares incluso hace más tiempo que la Ciencia le ganó la batalla al Mito, sea éste cual sea.

Y como yo no tengo nada contra la Ciencia (y lo que tengo no lo voy a desglosar ahora), celebro los ordenadores y algunas de sus manifestaciones. Celebro concretamente que el fractal que elijo hoy me recuerda a una línea de costa, con sus acantilados y las profundidades variables del agua.

A disfrutarlo...

Rasgando el tiempo

Rasgando el tiempo

Ése es el nombre del fractal que he elegido hoy.

Cuando lo vi, en un lugar determinado del fractal, me dio la sensación de que estaba ante una tela exquisita cuya rasgadura dejaba ver un atardecer incandescente tras la oscuridad del primer plano. Por supuesto, ni hay primer plano ni hay atardecer incandescente. Sólo hay colores aplicados a zonas determinadas resultantes de la aplicación iterada de una misma fórmula.

La más sencilla (o mejor, simplemente la primera), es la del ya clásico Mandelbrot y es como sigue:

Zn=Z2n-1+C


donde Z es la variable y C el valor de las coordenadas para un punto dado.

La aplicación reiterada de esta fórmula genera un conjunto de puntos cuya órbita nunca escapa de un círculo de radio 2. Se le llama "conjunto Mandelbrot" y animo a quien quiera a conseguir software gratuito a tal fin y a ponerse manos a la obra. Unos cuantos ratos dedicados al programa y las satisfacciones visuales que se derivan son inmensas.

Aquí podéis conseguir software fractal gratuito:

http://spanky.triumf.ca/www/fractint/fractint.html

A disfrutarlo...

La curva de Koch

La curva de Koch

Abuelo: ¿Quieres que te cuente el Cuento de la Buena Pipa?
Nieto: Sí
Abuelo: No, no me digas que sí, dime si quieres que te cuente el Cuento de la Buena Pipa.
Nieto (fastidiado): Cuéntamelo.
Abuelo: ¿Que te cuente qué? No, te pregunto si quieres que te cuente el Cuento de la Buena Pipa.
Nieto (harto): ¿Me vas a contar el Cuento de la Buena Pipa o no?
Abuelo: No, te voy a contar el Cuento de la Buena Pipa. ¿Quieres que cuente el Cuento de la Buena Pipa?»
(...ad nauseam)

Fractalidad

Fractalidad

¿Por qué la fractalidad?

Porque es algo hermoso. Porque vivimos en un mundo en el que demasiado a menudo se nos olvida que nos rodea y nos asalta la belleza. Porque hay demasiado dolor en el mundo como para abundar en él pero por lo mismo hay también muchas razones para reivindicar la maravilla.

Los fractales son eso: maravilla en estado puro, belleza que surge de la recurrencia del número y, como por encanto, nos remite al mundo.

Las nubes, las costas, los brotes de las plantas, las venas de nuestro cuerpo, flores, cristalizaciones...parecen ser (re)creadas en las imágenes que genera el ordenador. Sólo su perfecta persistencia nos hace darnos cuenta del engaño sutil que se esconde tras las formas que percibe el ojo.

Benoit Mandelbrot es el genio al que le debemos la forma en que hoy conocemos los fractales. Él acuñó el término, él los dotó de ser cuando los ordenadores permitieron por vez primera realizar los cálculos necesario para presentarlos al ojo humano. Tienen más utilidades que la contemplativa, pero me ceñiré a ésta. En definitiva, a mí me cautivó la belleza fractal, no las aplicaciones prácticas de la misma. Y es esta belleza, junto con toda la que vaya encontrando y la que tenga almacenada en mis retinas la que quiero mostrar en pequeñas dosis. Hoy, para inagurar este blog, os remito a una joyita, la galería virtual de Silvia Poloto. Una web fantástica.

Comienza pues la singladura.